viernes, 21 de agosto de 2020

Sí hubiese jugado ajedrez Jean Paúl Sartre.

               Jean Paúl Sartre


Un francés universal, uno de los más brillantes pensadores de este siglo; filósofo, dramaturgo, novelista, periodista, político antifascista. Polígamo, dadivoso, neurótico, polémico, escritor prolifero, representante del existencialismo, contestatario, radical, en la medida en que piensa que la única posibilidad de inventar verdaderamente al hombre es a través de la liquidación de los sistemas que lo alienan, robando su libertad.

Alerta sobre el peligro moderno de la "serialización de lo hombres", que evidentemente origina: la pérdida de la identidad y la autenticidad.

Desde muy temprano en su niñez decidió que en la vida lo que más vale son los libros. "El azar me había hecho hombre, la generosidad me haría libro". "Era dogmático y dudaba de todo, excepto de ser el elegido de la duda: restablecía con una mano lo que destruía con la otra y tenía a la inquietud por la garantía de mi seguridad, era feliz". - afirma-.

Autor de frases como:"El infierno son los otros", "El hombre es una pasión inútil", "Todo existente ha nacido sin motivo, vive por debilidad y muere por casualidad". "El colono no tiene más que un recurso: la fuerza cuando todavía le queda" , sobre la independencia de Argelia- a la que se adhirió.

En la revuelta del 68 en Francia animo a Daniel Cohn-Bendit líder del movimiento con las siguientes frases: "Hay algo que ha surgido de ustedes que asombra, que trastorna, que reniega de todo lo que ha hecho de nuestra sociedad lo que ella es. Se trata de lo que yo llamaría la expansión del campo de lo posible. No renuncien a eso". Su obra filosófica más importante es: "El ser y la nada".

Sartre sostiene que la existencia precede a la esencia, que el hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. que la esencia de cada ser humano -y de toda la humanidad- se construye mediante las elecciones que tomamos diariamente.

Mientras los capitalistas lo llamaron pelele de los comunistas y lo atacaban cuando se pronunciaba en favor de los pueblos oprimidos, los comunistas a su vez lo tildaron de hiena capitalista y lo agredían cuando levanaba su voz condenando sus atropellos.


                                  Jean Paúl Sartre


Le explico al gran escritor de que al nombrarle una palabra deberá mencionar en forma libre lo que le venga en mente. A continuación la transcripción de las preguntas y respuestas:

Tengo que encontrar una verdad.

... la idea por la que pueda vivir o morir. Cita del filósofo danés del siglo XIX Sören Kierkegaard.

El hombre.

El hombre es lo que quiere ser, el hombre es lo que se hace. Este es el primer principio del existencialismo.

-Nietzsche.

Los heroicos ideales paganos.

Intelectual:

Para mí es, el que es fiel a un conjunto político y social, pero que no cesa de discutirlo.

-Ajedrecista.

Los elegidos de la duda. Cada hombre deberá buscarse un fin propio, válido solamente para él y realizar su proyecto particular, que tiene un valor meramente subjetivo. Elegimos todo lo que somos, y somos eso que elegimos.


-Ajedrez.

Eso que elegimos lo elegimos creándolo.

Jean Paúl Sartre

-Libertad.

La libertad resulta incómoda, debido a que hay que saber que hacer con ella, En el plano de la autenticidad, he reconocido que el hombre es un ser en el cual la esencia está precedida por la existencia, que es un ser libre que no puede, en circunstancias diversas, sino querer su libertad, he reconocido al mismo tiempo que no puedo menos de querer la libertad de los otros.

-Imaginación.

La única cosa que tiene importancia es saber si la invención que se hace, se hace en nombre de la libertad

-Guerra.

Cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren.

-Existir.

Es el ser que elige y que se elige. Es hacer que un futuro venga a anunciarnos qué somos.

-Existencialismo.

El hombre carece de una esencia previa que determine o condicione de antemano su existencia. Antes bien, es el propio despliegue existencial del hombre el que le dota de una esencia, de una determinación susceptible de definirle, Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define.

El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada, sólo será después, y será tal como se haya hecho. Afirma que sólo el hombre existe, sólo el hombre es libre, sólo el hombre elige. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace.

-Plan.

Hay universalidad en todo proyecto en el sentido de que todo proyecto es comprensible para todo hombre. Construyo lo universal eligiendo; lo construyo al comprender el proyecto de cualquier otro hombre, sea de la época que sea.

-La partida.

Les corresponde a ustedes darle un sentido y el valor no es otra cosa que este sentido que ustedes eligen. El artista se compromete a la construcción dentro del tablero y que la partida por hacer es precisamente la partida que habré hecho; está bien claro que no hay valores estéticos a priori, pero que hay valores que se ven después en la coherencia de la partida, en las relaciones que hay entre la voluntad de creación y el resultado. Sólo se puede juzgar la partida una vez realizada. El conjunto de una obra ajedrecística se incorpora a la vida de ese ser.

-Perder.

No es necesario tener esperanzas para obrar.

-El poder.

Es una de las formas esenciales del mal.

Filosofía.

La única forma de proceder para conseguir una especie de intuición comunicable de lo que es el hombre común, aunque no totalmente científica y objetiva conservará siempre como el asombro del hombre ante sí mismo, y como la crítica de ese hombre en relación consigo mismo.

Apertura.

Para mí, la acción pone el pensamiento al descubierto.

-El hombre.

No se puede admitir que un hombre pueda formular un juicio sobre el hombre. El existencialismo lo dispensa de todo juicio de este género; el existencialista no tomará jamás al hombre como fin, porque siempre está por realizarse. El culto de la humanidad conduce al humanismo cerrado sobre sí al fascismo. Esta pavorosa libertad significa que el hombre ante todo existe, se encuentra a sí mismo, se agita en el mundo y se define después, y por lo tanto, está condenado en cada instante de su vida a la absoluta responsabilidad de renovarse.

Jean Paúl Sartre

-Contendiente.

El otro es indispensable a mi existencia tanto como el conocimiento que tengo de mí mismo. En estas condiciones, el descubrimiento de mi intimidad me descubre al mismo tiempo el otro, como una libertad colocada frente a mí, que no piensa y que no quiere sino por o contra mí.

-Humanismo.

El existencialismo es humanismo porque recordamos al hombre que no hay otro legislador que él mismo, y que es en el desamparo donde decidirá de sí mismo; y porque mostramos que no es volviendo hacia sí mismo, sino siempre buscando fuera de sí un fin que es tal o cual liberación, tal o cual realización particular, como el hombre se realizará precisamente como humano. Nadie puede, por eso, nunca, descubrir el sentido de su vida; porque ese sentido es siempre revocable por la mañana, y porque no hay un mañana último, un hoy último desde el cual pueda contemplar mi vida y reconocer su sentido.

-Premio Nobel

Elegí, y lo rechacé. Porque estimo que desde hace cierto tiempo tiene un color político. Esta coronación es una manera de decir: "Finalmente es de los nuestros". ¡Yo no podía aceptar eso!. Si a uno le dan el premio Nobel, firma uno los manifiestos como premio Nobel, las gentes dicen: nos hace falta la firma de fulano, porque es premio Nobel. Todo eso, para mí, es lo contrario de la literatura.

En el fondo lo que escandaliza es que ese dinero no haya sido gastado se considera natural que un banquero tenga dinero y no lo dé. Pero que un escritor pueda rechazarlo, eso no pasa. Rechazo 26 millones y me lo reprochan, pero al mismo tiempo me explican que mis libros se venderán más porque la gente va a decirse: "¿Quién es este que escupe sobre semejante suma?". Mi gesto va pues a reportarme dinero. Es absurdo pero no puedo hacer nada.

-Sus libros.

Mis libros huelen a sudor y a esfuerzo, y admiro que apesten para la nariz de nuestros aristócratas; muchas veces los he hecho contra mí, lo que quiere decir contra todos.

-Las normas de: M.I. y M.G.

Naturalmente, nunca se llega a todo, pero hay que querer todo, haré todo lo que esté en mi poder para que llegue; El hombre no es nada más que su proyecto, no existe más que en la medida en que se realiza, no es, por lo tanto, más que el conjunto de sus actos, nada más que su vida. De acuerdo con esto, podemos comprender por qué nuestro existencialismo horroriza a algunas personas. Porque a menudo no tienen más que una forma de soportar su miseria, y es pensar así.

-Circunstancias.

Han estado contra mí; no he logrado mi norma, yo valía mucho más de lo que he sido -Tú no eres otra cosa que tu vida, el hombre no es más que una serie de empresas, que es la suma, la organización, el conjunto de las relaciones que constituyen estas empresas.Lo que dice el existencialista es que el cobarde no nace, se hace cobarde, que el héroe no nace, se hace héroe; hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser más cobarde y para el héroe de dejar de ser héroe.

-Libertad.

Si el hombre ha reconocido que establece valores, en el desamparo no puede querer sino una cosa, la libertad, como fundamento de todos los valores. Queremos la libertad por la libertad y a través de cada circunstancia particular. no puedo tomar mi libertad como fin si no tomo igualmente la de los otros como fin. A los que se oculten su libertad total por espíritu de seriedad o por excusas deterministas, los llamaré cobardes; a los que traten de mostrar que su existencia era necesaria, cuando es la contingencia misma de la aparición del hombre sobre la tierra, los llamaré inmundos. Es necesario que el hombre se encuentre a sí mismo y se convenza de que nada pueda salvarlo de sí mismo, en este sentido, el existencialismo es un optimismo.

Jean Paúl Sartre

Simonede Beauvoir.

- La única con el mismo nivel de conocimiento de mí mismo, mi única verdadera fortuna.

Elegir.

-Un ejercicio también del ajedrez. Es fundamental en la existencia humana e ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. Es aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir un compromiso dondequiera que nos lleve.

Ernesto Guevara de la Serna.

El Che Guevara es el hombre más completo de su tiempo.

-Morir.

No me causa miedo y me parece natural. Natural en oposición al conjunto de mi vida que ha sido cultural. En última instancia, es la vuelta a la naturaleza y la afirmación de que yo era naturaleza... escribí. Eso fue lo esencial en mi vida.Yo creo que he hecho aproximadamente lo que he podido. Y que esto, valga lo que valga, es un hecho, aunque el porvenir desmentirá muchas de mis afirmaciones; espero que alguna se mantenga, pero de todas maneras hay un movimiento lento de la historia hacia una toma de conciencia del hombre por el hombre.

En ese momento, todo lo que se ha hecho en el pasado tendrá su sitio, tomará su valor. Por ejemplo, lo que yo he escrito. Esto es lo que dará a todo lo hecho y a lo que haremos, una especie de inmortalidad. Dicho de otro modo, es necesario creer en el progreso. Esto puede ser una de mis últimas ingenuidades. la libertad y la aceptación de la responsabilidad personal son los valores principales de la vida y que los individuos deben confiar en sus poderes creativos.



                                                  



Observación

En el “Libro de las frases de ajedrez” http://www.chessbase.com/espanola/newsdetail2.asp?id=5699 de Juan Antonio Montero Aleu aparecen dos frases atribuidas una a Fromm, definiendo al ajedrez como: "Una actividad donde los problemas deben ser resueltos: con la razón, con la imaginación y con la conciencia. Una necesidad de realizar, de que lo que se hace tenga impacto, despierte interés y sea objeto de una respuesta de los demás" (pagina 128)y la otra al padre del existencialismo Sartre (Pagina 132) Puntualizando que los ajedrecistas son: "Los elegidos de la duda. Cada hombre deberá buscarse un fin propio, válido solamente para él y realizar su proyecto particular, que tiene un valor meramente subjetivo. Elegimos todo lo que somos, y somos eso que elegimos" Y al ajedrez como: "Eso que elegimos, lo elegimos creándolo" 

Aclaro que ellos jamás las pronunciaron haciendo referencia al ajedrez. Dichas frases las puse en boca de estos personajes con la finalidad de poderlas aplicar al ajedrez. Es cierto que fueron enunciadas por ellos y son en sí, esencia de su pensamiento, pero ajenas al ajedrez como definición.

En la entrevista a Fromm este psicoanalista a la mención de la frase tan conocida por los ajedrecistas: ¡¡La tenia ganada! explica: "Las satisfacciones obtenidas en la fantasía tienen una doble función característica de todo narcótico obran como analgésico y a la vez como freno al cambio activo de la realidad". La frase: "la tenia ganada", tan dicha por los ajedrecistas al finalizar una partida, sirve de consuelo a los vencidos ajedrecistas, como narcótico en las palabras de Fromm. El conocer este significado inconsciente, y sí uno no se aferra a la negación, ayuda al cambio.

Siempre pensé que había dejado claro la finalidad de esta sección “Si hubiese jugado ajedrez” Ya el titulo desmiente que los “entrevistados” hubiesen jugado el juego ciencia. Por otra parte señale que el blog es un intento de que la cultura universal contribuya al ajedrez. Se intenta que el lector haga conexiones y por otro lado conozca a estos seres fundamentales de nuestra cultura, leer sobre ellos no esta de más.

Ya en otra ocasión, en otros blogs, leí estas y otras frases atribuibles a mis "entrevistados". Una de ellas de Nietzsche, otra de Huxley. Los personajes tras, la palabra propuesta, intenta una libre asociación y manifiesta su pensamiento.

Aldous Husley enuncia a partir de la palabra ajedrez: “La disciplina no es el único instrumento formativo del carácter. Uno de los descubrimientos psicológicos más importantes de los tiempos modernos, fue el descubrimiento de que los juegos no sólo de los niños, sino también (lo que es más significativo) de los adolescentes y de los adultos, podían aprovecharse con propósitos educativos”

Es agradable saber que la idea que me motivo, ha sido bastante creíble, y que las frases dichas por Sartre y Fromm entre otros, se ajusten a la perfección, a la idea de definir por ejemplo: ajedrecistas, ajedrez y otros términos ajedrecisticos, y no ser advertidas como inconexas e incoherentes.

Federico Nietzsche -quien no jugo al ajedrez- Al mencionarle la palabra: Ataque respondió: “La fuerza agresiva que puede calcularse tanto en el adversario más poderoso como en los problemas más difíciles. Ataco de forma instintiva las posiciones victoriosas, o espero a que lo sean, sin aliados, en soledad e impersonalmente. Un duelo leal debe ser en igualdad de condiciones”. Obviamente” la frase es del músico y filósofo, parte de su forma de ver la vida, se adapta al cuestionamiento: ofensiva, ataque en el ajedrez.

A la palabra entrenamiento. Federico reacciona y evoca: "Todo el que disfruta cree que lo que importa del árbol es el fruto, cuando en realidad es la semilla" y a las palabras: Apuro de tiempo, expone: "Una vez decidida una acción no debemos reparar en detenernos ante la objeción mejor fundada, Este es el signo de un carácter fuerte, aunque a veces implique la voluntad llevada hasta la estupidez".

Las virtudes del ajedrez se pueden aplicar en nuestra vida diaria. La valía de la cultura, puede bien servir al ajedrez. Es decir al género humano en ambos casos, intenta hacer conexiones. Ojala sirva a los lectores esta aclaración


miércoles, 19 de agosto de 2020

Quienes jugaron ajedrez... Alfred Ernest Jones El psicoanálisis y el ajedrez.


Alfred Ernest Jones
Alfred Ernest Jones
Foto © Freud Museum London

Las situaciones de la vida se dominan a través de juegos.

Ernest Jones es Médico, es Psicoanalista, fundador de la Sociedad Psicoanalítica Británica. Algunos lo conocen como el primer discípulo de la doctrina freudiana en el suelo inglés. Autor de un sin número de artículos y libros. Se puede decir que es un adicto al trabajo y al ejercicio físico. Jones es de estatura baja, de cabeza grande, con ojos penetrantes y dueño de una lengua filosa. Ernest es un ser generoso y un experto ajedrecista.

Se le conocen muchas aventuras amorosas. Se cuenta que a las mujeres las conquista con su inteligencia aguda, su mirada penetrante, por su aspecto y porque entendía, con una sonrisa de complicidad, lo que una mujer quiere.

Se le ha llamado a Jones el apóstol de Freud, también que sin él psicoanálisis no hubiera alcanzado la difusión que consiguió. Jones le escribio a Freud: "Para mí está claro que le debo mi carrera, mi vida, mi posición y mi capacidad para la felicidad en el matrimonio" Freud reconocía en Jones una mezcla de astucia política, de ambición, de lucidez verbal y de energía sin límites.

Actualmente Ernest Jones esta retirado de la consulta, escribe, juega ajedrez y practica el patinaje artístico. La entrevista se realiza en la casa que tiene en Llanmadocn, en la Península de Coger, en la costa sur de Gales.

Su primera esposa fue Morfydd Owen, una joven artista, profesora de la Royal Academy of Music, pianista, cantante y compositora. La familia de Owen se opuso a la boda de Morfydd con Ernest por considerarlo un ateo. Ella murió dos años más tarde de casados, durante la cirugía de una apendicitis aguda, al parecer por un exceso de cloroformo. De este matrimonio no hubo hijos. Hoy está casado con Katherine Jolk.

Ernest no se amedrenta ante los obstáculos, ejemplo de ello fue que durante la persecución nazi, se preocupó por salvar a Freud y a su familia, así como a muchos otros analistas, alrededor de cincuenta, dándoles refugio en Inglaterra. Los salvo de una muerte segura.

           

 Morfydd Owen, 

Inicio una serie de preguntas:


Sigmund Freud dijo: "Sí intentáramos aprender en los libros el noble juego del ajedrez, no tardaremos en advertir que sólo las aperturas y los finales pueden ser objeto de una exposición sistemática exhaustiva, a la que se sustrae, en cambio, el medio juego por la total e infinita variedad de las jugadas posibles, sólo el estudio de partidas celebradas entre maestros del ajedrez puede llenar esta laguna del conocimiento. Pues bien: las reglas que podemos señalar para la práctica del tratamiento psicoanalítico están sujetas a idéntica limitación"

-Sí. Freud uso esta acertada analogía del psicoanálisis con el juego de ajedrez. Comentó que los que están aprendiendo, el ajedrez, pronto descubren que sólo la apertura y el juego final se pueden estudiar y aprender. El psicoanalista como el ajedrecista aprende de la práctica y del contacto con los juegos, en caso del ajedrecista y del paciente en el caso del psicoanalista. Siempre hay un elemento personal en el psicoanálisis que lo hace en más de un sentido un arte, lo mismo pasa con el ajedrez. Sin embargo admitió que las variaciones entre los pacientes son tan grandes, que ninguna de las reglas, tiene una validez absoluta.

Es conocido que usted juega al ajedrez.

-Mi padre me enseñó los movimientos cuando tenía diez años, la historia de siempre. Después de eso, casi puedo contar las partidas que he jugado en mi vida por el exceso de trabajo. Después de ser bombardeada Londres me vine a vivir aquí. Atiendo un menor número de pacientes y he tenido más tiempo libre para jugar al ajedrez y es entonces, a la edad de 63 años, que me enteró de lo serio del ajedrez. He leído la mayoría de los libros más conocidos y he repetido los juegos de las colecciones, así como los de la revista Chess. No lo hago tan mal sobre el tablero con los aficionados normales, e incluso me han hecho Presidente del Club de Ajedrez de Chichester, a pesar de que no asisto a menudo. Tengo libros de Fine , tales como las aperturas del ajedrez y finales básicos, pero no tengo la suficiente la memoria, para obtener un mejor beneficio de su lectura. He disfrutado de Ruben, su libro “Los juegos de los grandes maestros”, para mí este texto fue esclarecedor.

 

Freud.


¿Freud jugó ajedrez?

Freud conocía dos grupos muy distintos de amigos estrictamente personales: los que conoció en su trabajo médico y científico, en su mayoría mayores que él; y un pequeño grupo de su propia edad. Estos últimos, quince o veinte, constituían lo que llamaban el Bund (Unión). Solían reunirse regularmente una vez a la semana en el Café Kurzweil para conversar y jugar a las cartas y al ajedrez.

En su juventud y en sus primeros años de madurez Freud jugó una buena cantidad de ajedrez sobre todo en los cafés. Él jugó al ajedrez, pero lo abandonó del todo antes cumplir los 50 años. Puesto que el ajedrez requiere de tanta concentración que él prefirió dedicarse a otras tareas. Freud tenía una mente muy ordenada y también hábitos muy rigurosos. Freud dejo de jugar ajedrez y prefirió jugar a las cartas. Llegó a encontrar la concentración más como una tensión que como un placer, y después de 1901 lo abandonó por completo. Abandonó el ajedrez por el tarock, el juego de cartas al que se mantuvo fiel.

 Freud y su madre.


                                       

                                                    Manhattan Ariel Mengarini.

Ajedrez

-Se dice que la belleza del ajedrez reside en que las reglas del juego son claras. Si usted gana, nadie puede quitarle su victoria. En la vida, la mayoría de sus triunfos no son claros. Si usted ha perdido, no hay nada que hacer, queda el estrechar la mano de su oponente. Esto es lo más refrescante en comparación con la mayoría de las relaciones humanas, incluyendo el mundo de los negocios y las relaciones sexuales. La cita no es mía, es del psicoanalista Manhattan Ariel Mengarini.

Freud menciono:  "Al igual que el ajedrez, la naturaleza humana construye una variedad dramática e inagotable a partir de unos pocos elementos y un puñado de reglas".


"Dilema en dos dimensiones: el pensamiento de un jugador de ajedrez"

-El autor es Ariel Mengarini, así como del decálogo del ajedrecista
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Usted siempre estuvo interesado, en su juventud; en la hipnosis, la neurología y las enfermedades mentales ¿cómo llego al psicoanálisis?

-Inicie el estudio de alemán, para leer “La interpretación de los sueños” de Freud. Asistí al primer congreso de neurología, psiquiatría y allí conocí a Gustav Jung, quien me invitó a trabajar en la Clínica del Burghölzli, dirigida por Eugen Bleuler. Después conocí a Freud en el Congreso de la IPA de Salzburgo.

                                                                

 Otto y Jung.

Otto Gross

Otto Gross, era una cabeza genial que, para su desgracia, se hundió después en la esquizofrenia. Gross publicó un artículo en el que contraponía de un modo brillante la disociación de ideas descrita por Freud con la disociación de la actividad consciente que se manifiesta en la demencia precoz; a lo que siguió un ensayo muy original, donde la teoría de la libido de Sigmund Freud, con sus conceptos de represión, simbolismo, etcétera, era ampliamente admitida.

Gross fue el primero que me instruyó en la práctica psicoanalítica, realicé con él una suerte de psicoanálisis didáctico, me permitió siempre estar presente en los casos que atendía. Más tarde convencí a Gross de que no acusara en los tribunales al profesor Emil Kraepelin, el psiquiatra más poderoso de Alemania, al “káiser Kraepelin”, como le decían. Otto Gross estaba empeñado en mostrar la ignorancia de Kraepelin sobre el psicoanálisis y, si la suerte lo ayudaba, lo pondría en evidencia ante todo el mundo. En marzo de 1908, Otto Gross se sometió a un tratamiento en la Clínica de Burghölzli, donde Carl Gustav Jung, después de haber apartado a Gross de su adicción a la morfina, imaginó ser el primero en curar un caso de esquizofrenia. Gross era lo más parecido a un genio romántico, fue mi primer instructor en la técnica del psicoanálisis. Tenía tal poder penetrante de adivinar los pensamientos de los demás. ¡Algo que nunca he vuelto a ver!                                          

Alexander Herbstman.

-Un ruso que desarrolló la tesis de que el ajedrez es un juego donde se asesina al padre, que se convirtió en el patrón para la mayoría de los estudios psicoanalíticos sobre el tema. Herbstman también discutió el concepto de ambivalencia como se representa en el ajedrez, se analizaron algunos sueños de ajedrez, y trató de explicar ciertos principios de leyendas del ajedrez, sobre la base del conflicto edipico.

Alexander Herbstman publico un trabajo en Moscú, realizo un estudio sistemático de la forma y el contenido de ajedrez. Desarrolló la tesis de que toda la obra de este juego es una elaboración de numerosas variedades y derivados de la situación edípica. Comenzó su ensayo, considerando la preocupación de los juegos con figuras reales, sobre todo el rey y la reina, "En los sueños los padres asumen una forma real o imperial, al igual que en los cuentos: "Allí vivía una vez un rey y una reina" obviamente son el padre y la madre. " A continuación, desarrolló la tesis de que toda la obra de este juego es una elaboración de numerosas variedades y derivados de la situación edípica. Para él, el juego consiste principalmente en el rey, la reina y el peón, con las otras piezas están desplazados las imágenes del rey o la reina.

                                 

  Herbstman.


¿El mismo Herbstman que compuso 350 estudios durante su larga carrera?

-El mismo, fue galardonado con el título de MI por ese motivo

Fokschaner,



Freud y Jones.

- En Viena se publicó el primer documento sobre el ajedrez desde el punto de vista psicoanalítico presentado a la Sociedad Psicoanalítica de Viena el 15 de marzo de 1922 que se registro pero jamás se publico, Si, su autor fue el Dr. Fokschaner, un dentista y tituló su artículo "Über das Schachspiel". El hizo comparaciones entre el ajedrez y la neurosis obsesiva, con un intento de interpretar simbólicamente las piezas y sus movimientos sobre el tablero.

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Lionel Sharples Penrose

Matemático, genetista, teórico del ajedrez. Lionel que componía problemas de ajedrez desde su infancia, elaboro un trabajo sobre el ajedrez con una orientación psicoanalítica, que nombro: "Psicoanálisis y el ajedrez"

Penronse aprendió ajedrez de su abuelo Lord Peckover, que fue un entusiasta jugador de ajedrez . Siendo ya matemático se intereso por la nueva ciencia, que era en ese entonces el psicoanálisis y estudió medicina, se hizo psiquiatra. En su evolución como psicoanalista, fue asistente clínico, bajo mi supervisor.

En el trabajo mencionado se enfoco en explorar, la fuente de su propio interés en el ajedrez a través de análisis de los sueños. Las posiciones de los problemas de ajedrez, sirvieron de análisis de los conflictos familiares.

                                  

                                                               Isador Coriat.
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¿Alguien más, -me refiero a los psicoanalistas- ha escrito sobre el ajedrez?

-Otros estudios han seguido direcciones algo diferentes. Uno de ellos es el uso de los estudios clínicos y la terapia psicoanalítica, como en el trabajo de Pfister, otro es el de Isador Coriat que discutió el problema general de la simbología de las piezas y también que el modo, el estilo y los hábitos de los jugadores, revelan sus motivaciones. El estudio se nombro:” Los motivos inconscientes del interés en el ajedrez”

Fleming y Strong usaron el juego del ajedrez, como una terapia, en el caso de un joven de 16 años, que padecía esquizofrenia, resolviendo mucho de su problema de agresión, logrando que dominara sus propios impulsos. el estudio se llamo: “Observaciones sobre el uso del ajedrez en la terapia de un adolescente”. Observaron la situación emocional del juego desencadenaba en él. Los autores subrayaron en el estudio la dinámica en el uso del juego, demostrando que es una experiencia social que obliga a cumplir las reglas, teniendo en cuenta los deseos y los actos de otra persona.

Para la terapia del adolescente se dieron dos afortunadas coincidencias una: la habilidad recién adquirida del joven para hablar acerca de sus sentimientos de sus fantasías y de sus sueños y su interés por jugar ajedrez, a si se pudieron interpretar sus digresiones. Se demostró que a través del el ajedrez como juego, permitió a la paciente ejercer un control consciente sobre sus sentimientos hostiles, aprendiendo a usarlos de mejor forma, hasta cierto punto.
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Los estudios han puesto atención a los detalles de los factores involucrados en la preocupación del ego de un paciente con el ajedrez. El interés del psicoanalista a menudo se centra en los aspectos clínicos de la partida. Al clínico no le sorprende que el interés del jugador en el ajedrez y su estilo de juego, le revelen la dinámica de su estructura de carácter, sin embargo, también debe tener en cuenta el hecho de que la naturaleza de la habilidad en el ajedrez no sólo depende de los derivados de las fuerzas conflictivas.

¿Las imágenes del ajedrez son parte de un lenguaje simbólico universal?
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-En un sentido estricto no, porque en cada persona pueden representar cosas distintas En el juego del ajedrez se pueden satisfacer varios deseos. Gran parte de estos son deseos reprimidos, pero también podemos jugar por ansiedad o por castigarnos. Para la psicología de Jung las imágenes del ajedrez, son parte de un lenguaje simbólico universal.
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Usted escribió el problema de Paul Morphy Un aporte al psicoanálisis del ajedrez.

-Sí, una de las motivaciones del inconsciente al jugar ajedrez, es el deseo de superar al padre de una forma aceptable. Después Fine hizo un estudio semejante.

En toda la literatura existen ejemplos del parricidio

-Freud observaba que no era una casualidad que las tres obras maestras de todos los tiempos trataran del tema del parricidio: el 'Edipo Rey' de Sófocles, el 'Hamlet' de Shakespeare y 'Los hermanos Karamazov' de Dostoievski.

Ruben Fine.

-Un querido amigo. Cuando Ruben Fine abandonó el ajedrez de competición en 1951 con el fin de concentrarse en su profesión de psicoanalista, se dijo que su decisión fue una grana gran pérdida para el ajedrez, y en el mejor de un empate para el psicoanálisis. La frase no es mía -sonríe-

Fine apoyó la opinión de que el ajedrez es una forma de realización del complejo de Edipo, con el Rey figura paterna que requiere de una poderosa figura materna que es la reina que proporciona los elementos para que el jugador elabore sus fantasías parricidas. Las piezas, de acuerdo con Fine, son todo símbolos fálicos.



 Kurt Alfred Adler.


Dr. Kurt Alfred Adler.

-Hijo de Alfred Adler Psicoanalista no Freudiano y un exponente como su padre de la escuela de la psicología individual. Muy contrario a la escuela de Freud. Adler afirma "el ajedrez es un juego de entrenamiento en orientación para la solución de problemas, no sólo en la estrategia y la táctica y la geometría plana, sino en aprender a utilizar las piezas de un equipo cooperativo. Yo no pondría mucho énfasis en los elementos de hostilidad y agresión, y descartaría por completo el simbolismo sexual. Los jugadores están tratando de superar las dificultades, y mientras que también están tratando de lograr el dominio, el juego es una forma de intercambio social. "

¿Cuanta competitividad entra en el juego del ajedrez?

Adler respondía que dependía de la cultura

La asociación libre

-Cuando Freud depositó su confianza en el valor de las asociaciones libres, dijo que estaba siguiendo una oscura intuición. Poseemos ahora una clave reveladora del origen de esta interesante intuición. Cierto autor, de nombre, Ludwig Börne, había escrito en 1823 un ensayo que llevaba el atrayente título de 'El arte de convertirse en escritor original en tres días'. Terminaba con las siguientes palabras: "He aquí la receta que prometí dar. Tome hojas de papel y durante tres días sucesivos escriba, sin falsedad ni hipocresía de ninguna clase, todo lo que le venga a la cabeza. Escriba lo que opina de sí mismo, de sus mujeres, de la guerra de Turquía, de Goethe, del proceso criminal de Fonk, del Juicio Final, de todos aquellos que tienen más autoridad que usted y cuando hayan pasado esos tres días usted quedará pasmado ante el reguero de nuevos y asombrosos pensamientos que han brotado de su mente. Este es el arte de transformarse en tres días en un escritor original"


                   

  Nietzsche y Freud.

-Freud comento alguna vez: "El conocimiento que Nietzsche tenía de sí mismo era tan penetrante que superaba al de todo otro ser viviente conocido y acaso por conocer. Para provenir del primer explorador del inconsciente “Freud comprendio la verdad de la máxima de Nietzsche: "El propio ser es algo que a uno mismo se le oculta. De todos los tesoros ocultos, el de sí mismo es el último en ser desenterrado"

El eterno retorno.

-Alguna vez Freud le dijo Ferenczi el psicoanalista: "Contemplo su optimismo con una sonrisa. Usted parece creer en "el eterno retorno de las cosas" y querer pasar por alto la inconfundible dirección en que marcha el destino

Adolescencia

-Durante la pubertad se produce una regresión en dirección a la infancia, al primero de todos los períodos, y la persona vuelve a vivir, aunque en otro plano, el desarrollo por el que pasó en sus primeros cinco años de vida. Dicho de otra manera, significa que el individuo recapitula y expande en la segunda década de vida el desarrollo por el que pasó durante sus primeros cinco años, de la misma forma en que durante esos cinco años recapitula las experiencias de miles de años de sus antepasados, y durante el período prenatal, las de millones de años.

                                      

        Alfred Adler.

                                                        Alfred Adler.

Se dice que Adler padre jugaba ajedrez con Trotsky.

-Al igual que Adler, Trotsky disfrutaba jugar ajedrez en el Café Central, que es una institución incomparable de la vida vienesa, un lugar exótico que sirve como un hogar, una oficina o un restaurante. Cuando el conde Leopold von Berchtold, el ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría se le dijo que una revolución comunista podría hacer erupción en la Rusia zarista, y él exclamó, con una carcajada de incredulidad, ¿Y quién, hará la revolución? ¿Trotsky que está jugando al ajedrez en el centro todo el tiempo?


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                                                         Café Central.

Adler ha disfrutado jugar al ajedrez y pudo haber discutido a veces con Trotsky. Pero él estaba más ocupado en la promoción de un nuevo sistema psicológico, que se estaba volviendo cada vez más divergente del de Freud. Pronto Adler se fue al extremo opuesto al que sustentaba antes, e interpretó todo en función de la "voluntad de poder" nietzscheana. El acto sexual mismo tendría como fuente más bien un impulso puramente agresivo que un deseo sexual.

Alguna vez alguien le pregunto a Adler ¿Crees que mi hijo que me ha ganado al ajedrez, realmente tiene un cerebro mejor que yo?" Con dulzura, Adler le respondió "Tal vez no sea así. Yo mismo he perdido con frecuencia y no creo que quien me venció, fuera más inteligente que yo. Incluso he conocido a gente muy estúpida que juega al ajedrez también."


                            

   Freud con su hija Anna.


¿Su relación de amistad con Melanie Klein afecto su relación con Freud ya que el enfoque para el análisis de niños estaba seriamente en desacuerdo con el de Anna Freud?

-Sí, por aquellos años yo había comenzado a pensar que Londres podía ser un centro precursor del psicoanálisis de niños e invite a Klein que vivía en Berlin y que encontraba hostilidad de sus compañeros analistas, a causa de sus ideas sobre los niños.

                             

 Ana y Melaine.

Después de un año de vivir Melaine en Londres, Anna Freud publicó un libro sobre la técnica del psicoanálisis de niños, en él que dirige un ataque frontal a Melanie. Anna no acepta la interpretación simbólica del juego del niño, ya que considera que podría estar determinado por sucesos reales de la vida cotidiana. Además sostenía que el niño, al no poder realizar la libre asociación, era imposible llegar a su inconsciente.

                  

 Anna Freud

Usted pretendió a Anna, hija de su amigo Freud

-Fue así, pero Freud me disuadió diciéndome que ella no tenía la pretensión de ser tratada como una mujer, que estaba muy lejos de deseos sexuales y a continuación, dijo que ella no debería considerar un matrimonio en esos momentos. Me sugirió: quizá después de que pasen dos o tres años.

Le pregunto a Jones ¿ No le pareció poco serio que Freud pensara que una chica de 19 años, no tuviese deseos sexuales o usted se retiro para no enemistarse con Freud?


 Loe Kann.

Me doy cuenta que no está en su ánimo responder y rápidamente le cuestiono: Cuénteme de Loe Kann, con la que vivía usted una vida marital.

-Loe se había vuelto adicta a la morfina, debido a los dolores que le produjeron varias operaciones renales, debido a una pielonefritis y cálculos. Además padecía de una neurosis severa. Loe estaba en psicoanálisis con Freud, al tiempo que yo le estaba con Ferenczi. La relación con Loe se deterioro después de que yo coquetee con su amiga Lina. Después Loe se caso y murió al poco tiempo.

Freud asistió en secreto, sin decirle a usted, al casamiento de Loe con Herbert Jones.



¿Eso no influyo en usted, para intentar cortejar a Anna, porque un poco después, al mes de la boda de Loe, usted recibió a Anna al llegar a Inglaterra y la llevó a visitar Londres. ¿Influyo en usted, la presencia de Freud en la boda, para intentar cortejar a Ana?

Su mirada se alerta y responde:

-Siempre encontré a Anna muy atractiva, la amaba de una forma honorable.

Pero usted le doblaba la edad a Anna. ¿Intentaba remplazar a Loe con Anna?.

-Si lo pienso, si.

Anna Freud nunca tuvo una relación física sexual.

Solo sonríe.

            

Otto Rank, Karl Abraham, Max Eitingon, Ernest Jones,
 Sigmund Freud, Sandor Ferenczi y Hanns Sachs.

Los miércoles por la noche.

-¡Era el día en que se reunían la Sociedad Psicoanañitica de Viena, varios psicoanalistas exponían sus trabajos, alrededor de Freud. Muchas se tornaban acaloradas, por la discusión de los temas

¿Me puede contar que hace ahora?

-A ratos juego ajedrez, estoy leyendo el libro Irving Chernev, los mi

-Reciente mente me visito Kenneth , quien también disfruta jugar al ajedrez, es un excelente ajedrecista, pasamos una grata tarde. Hablamos de como los contenidos reprimidos se revelan en los actos fallidos, en los sueños, en el discurso, en el arte, etc. El ha escrito una cartilla para psicoterapeutas, un pequeño libro, con los principios elementales. Haya quienes lo consideran como la mejor introducción a la psicoterapia. Tiene la idea de unos modelos computacionales de la mente, que según él, prometen un enfoque más científico para el estudio de los procesos cognitivos y sus aberraciones. Hablamos de John McCarty, y su nuevo vocablo, la inteligencia artificial.
                                                                                                                                               

    

 Sabina.

Sabina Spilrein.


-Ella había nacido en el seno de una rica y cosmopolita familia judía en Rusia. Tenia afición por la música, y además compuso melodías y escribió poesías. Su padre le había respaldado en su intención de estudiar Medicina. Llegó a Zurich en 1904 para inscribirse en la facultad y al poco tiempo fue ingresada a causa de una gravísima crisis, en el hospital más famoso de Europa para el tratamiento de las enfermedades mentales: la clínica Burghölzi. Ahí la trato Carl Gustav Jung, con el método freudiano, pero acabó enredándose con ella en una relación amorosa.

Sabina le escribió a Freud: Cuatro años y medio atrás el doctor Jung era mi médico, luego se convirtió en amigo y después en mi poeta amante. Finalmente me buscó y las cosas sucedieron como suelen hacerlo en la ‘poesía’. Predicaba la poligamia; se suponía que su esposa no pondría ningún reparo, etc., etc… Cuando le sugerí que yo era para él una de tantas, me dijo que sus otras admiradoras eran solamente las perlas de un collar en el que yo era el medallón.»

Finalmente después de varias cartas a Feud negando su relación con Sabina, Jung le escribe a Freud y confiesa: "Atribuí enteramente a mi paciente todos los deseos y expectativas (con respecto a tener juntos un bebé al que llamaríamos Sigfrido) sin ver lo mismo en mi interior. Cuando la situación se tornó tan tensa que la continuada persistencia de la relación sólo podía lograrse con actos sexuales, me defendí de una manera que no puede justificarse desde el punto de vista moral. Atrapado en mi delirio de ser la víctima de las intrigas, las malas artes y los ardides sexuales de mi paciente, escribí a su madre que yo no era quien saciaba los deseos sexuales de su hija sino apenas su médico... una muestra de picardía que ahora le confieso, con muchos reparos, como solo podría hacerlo con mi padre"

Gracias a la intervención analítica de Freud, Sabina lograría superar el estrago de una relación ocasionada en un abuso del vínculo transferencial, se analizaría y se convertiría en una prestigiosa analista. En 1911, con sólo veintiséis años Sabina Spilrein se convertiría en la única mujer de la Sociedad Psicoanalítica de Viena. Sus contribuciones sobre la destrucción y la autodestrucción constituyeron un anticipo de la tesis freudiana sobre la acción de la pulsión de muerte. Atraída por la Revolución Rusa se trasladó a Moscú donde desarrolló una potente actividad como analista y docente.

                                        

                                                                      Lou.

Lou Andreas-Salomé.

-Esta guapa Rusa, que fue el tormento de Nietzsche, fue la “niña mimada de la fortuna”, como la llamaba Freud, obtuvo su confianza para que éste depositara en su manos el análisis de su hija Anna, a la que no lograba separar de un arraigado complejo paterno. El análisis con Lou levantó las inhibiciones de Anna, pero no logró objetar el deseo de ésta de consagrarse a Freud y al psicoanálisis. Sigmund Freud de expreso de ella así: “Claramente sabía buscar en la vida dónde están los valores”. Quienes la conocieron tuvieron ocasión de comprobar la autenticidad y la armonía de su naturaleza “pudieron descubrir con asombro que todas las fragilidades femeninas y tal vez la mayor parte de las fragilidades humanas le eran ajenas o habían sido dominadas por ella en el curso de su vida”.


                                    

 Freud y Martha.
Martha Bernays

-Esposa de Freud. Martha era una mujer atractiva que incluso tuvo otros enamorados antes de conocer a Freud. Uno de ellos fue Hugo Kadish, un hombre de negocios mucho mayor que ella. Otro fue Fritz Wahle, artista, que había sido su maestro. Y, sin embargo, a pesar de su indudable atractivo, ella no estaba segura de su belleza e incluso llegó a quejarse de la poca atracción física que ejercía sobre los hombres.


   

 Freud y Jones. 
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Fue posible discutir con Freud.

Sí, desde luego lo que no se podía, era pelearse con él. Era la posibilidad más espantosa imaginable. Ser expulsado por el líder significaba no pertenecer a su grupo. La muerte psíquica.

El rompimiento de Freud con Jung.

-Lo supe de primera mano por Freud, me lo comunicó por carta. Era previsible, por la inclinación de Jung ante el espiritismo, llegando a conjugar, la telepatía con la teoría de los tipos psicológicos y los arquetipos o imágenes primordiales del inconsciente colectivo. Jung era de esas personas que defienden sus ideas con el argumento de que "existen muchas maneras de alcanzar la esencia del mundo y del hombre" Freud sabía que las afinidades intelectuales de su discípulo, le harían mucho daño a la ciencia del psicoanálisis. Ello peso más, al decidir romper con Jung, a que este no pudiera resistirse al seductor y perverso encanto de las histéricas.

¿Usted convenció a Freud de abandonar Viena ante la amenaza Nazi?

Había intentado varias veces convencerlo, pero siempre se rehusaba, argumentaba razones de edad. Lo que lo obligó a emigrar, fue la detención de su hija Ana, la cual por horas fue interrogada en la Gestapo de Viena y finalmente liberada.

La Gestapo acordó que podría ir a Inglaterra, solamente si pagaba sus deudas. Marie Bonaparte aporto el suficiente dinero para hacerlo.



Alfred Ernest Jones.
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¿Los ajedrecistas se hacen solos?

Repetiré las palabras que dijo esa tarde Colby : "Contamos siempre con la ayuda del conocimiento de nuestros predecesores. Pensar es promover el pensamiento de los demás".

http://www.edochess.ca/batgirl/Jones.html

http://www.edochess.ca/batgirl/Fine.html


Gabriel Capó Vidal

Por Gabriel Capó Vidal
http://quienesjugaronajedrez.blogspot.mx/









































martes, 18 de agosto de 2020

La partida de ajedrez entre Stefan Zweig y Herman Hesse


La partida de ajedrez entre Stefan Zweig y Herman Hesse
Foto © de.chessbase.com

Son lugares donde el tiempo y el espacio se consumen, pero solo el café́ aparece en la cuenta.

Sentado sobre una elegante silla de madera curvada, barnizada de rojo, miraba; detrás de la ventana, la violencia del viento y el caer de la lluvia, que llamaba en los cristales.

Cerca de mí rincón, Herman Hesse y Stefan Zweig, disputaban una partida. El ajedrez colocado encima de la mesa resaltaba por la belleza de su fina madera, con la que las piezas estaban diseñadas, representando  a  seres de la vida cotidiana. Herman vestía una camisa con el cuello cerrado, chaleco y un arrugado traje gris, lo contario de Zweig que lucía aristocrático  y elegante.

A mis oídos llegaron sus palabras:

Esta  posición a la que hemos llegado -comentó  Hesse, señalando el tablero- me evoca la quinta partida por el campeonato de ajedrez entre  Emmanuel Lasker contra  Carl Schlechter, cuya sede fue Viena. Es sabido que  antes de iniciar esta partida, Carl quien no había comido por días, se desmaya, volviendo en si, por medio de las sales. La partida fue aplazada varios días, hasta que Schlechter, después de ser tratado de manera médica y alimentarse, se sintió repuesto.

Stefan menciono que supo del encuentro en 1910, -justo antes de que Sweig partiera a la India, mucho antes de establecerse en Salzburgo-, y  a continuación dijo: la primera parte del encuentro fue en el  club de ajedrez de la ciudad, así como en el  bello Café Marienbrücke 

A lo que Herman contesto: En 1911 intente viajar a la India en compañía de mi amigo el pintor Hans Sturzenegger pero se convirtió en un viaje a Indonesia; visitamos Penang, Singapur, Sumatra, Borneo y Burma. Tiempo después cumplí mi deseo de visitar este lugar. Mi viaje a la India se convirtió en una decepción. Tan alejada de los relatos de mi abuelo Hermann Gundert, que despertaron mi fantasía, sobre este país.

Tengo presente la noticia sobre el encuentro de estos dos ajedrecistas, que se efectuó  en Viena y en Berlín. En Alemania en el Hotel de Rome. Una de las partidas, me parece que la  décima, se prolongo por más de tres días. Según los diarios Schlechter necesitaba sólo un empate en la décima y última partida para ganar el título; pero combatió en busca de una victoria, Esta decisión que tan bien habla de él, lo condujo a la derrota. 

Stefan dijo: este suceso  me parece tema para un poema, un relato, la trama del libreto, de una obra de teatro. Carl Schlechter exteriorizaba una personalidad con la cual me identifico, le gustaba Viena;  era amante de la naturaleza, del arte y de la ciencia. Su juego enunciaba la  inmensidad y la simplicidad. Jugaba con su arte, como lo hace el viento con las hojas.

La creación sobrepasa el tiempo y el espacio. Pero el momento en el que se está produciendo es una incógnita. Nos hallamos ante un fenómeno extraño.

En 1910 me encontré en una joyería un broché, que no era otra cosa que un tablero de ajedrez de plata con esmalte opaco blanco y negro. Una soberbia joya. Esta creación me hizo ver una forma de arte, que no se basa en la ostentación, sino en lo extraordinario del  diseño. La genialidad del artesano y la presencia de la individualidad, me hizo recordar a Schlechter.

Carl se distinga por ser, una persona bondadosa, con un carácter tranquilo, amable. No importunaba a nadie con sus preocupaciones o sus inquietudes. Su sosiego se mostraba en su forma de hablar, en la serenidad de sus actos, incluso en su andar. Todo el mundo le quería. Considerado, su personalidad era callada y pacífica;  generoso brindaba su amistad a los demás; sociable pensaba en el bien de los otros, y como un buen hijo, colmaba de amor a su madre.  En 1910 Carl tenía 36 años de edad y vivía con su madre una violinista  y con su hermana Lena.


Carl Schlechter.

Fue el más fuerte representante de la escuela de ajedrez de Viena,  hizo suyas las enseñanzas de Steinitz. Fue un maestro con las virtudes de un caballero; entre ellas su gran sentido del honor y de la rectitud. La humanidad y el refinamiento artístico se mostraban en su modo de vivir y de jugar.  Sus juegos, como el que le dio  gran fama contra Bernhard Fleissig, son fruto del arte, de una  sensibilidad artística que lo encumbró. Su  espíritu simboliza una era que ya desapareció.

La respuesta de Herman fue: Me recuerda a un asceta que contempla la naturaleza, medita y retorna a  la contemplación.  Yo amo la soledad, amo el entorno; las montañas, los ríos, los lagos, los desfiladeros, el mar, el cielo, las nubes, las flores, los árboles, los animales. Suelo como lo hacía Carl, recluirme durante largas temporadas, huyendo del mundo y refugiándome en mi propio interior. Siendo como soy un soñador, un ser holgazán y fantasioso, me gusta estar en algún rincón perdido en contacto con la montaña o con la playa. La soledad para mí es independencia.

La vida apacible de la naturaleza se me ha vuelto cada vez más familiar, en ella puedo perderme completamente de vez en cuando. Por eso espero con impaciencia el comienzo de la primavera. Cuando comienza la temporada de calor y uno puede permanecer echado sobre la hierba el día entero, o medio día, siento que ha llegado mi época, y sacrificaría toda la literatura por una nube hermosa o el trino de un ave.

Una misma divinidad actúa en nosotros y en la naturaleza, y si el mundo exterior desapareciese, cualquiera de nosotros sería capaz de reconstruirlo, pues la montaña y el río, el árbol y la hoja, la raíz y la flor, todo lo creado en la naturaleza está previamente creado en nosotros, proviene del alma, cuya esencia es eternidad, esencia que escapa a nuestro conocimiento, pero que se nos hace sentir como fuerza amorosa y creadora. 

Yo vivo esa oscura nostalgia por la naturaleza, por la tierra y la vegetación. Soy un santo que ama a todos los hombres, y en la práctica un egoísta, que quiere que lo dejen en paz.


Hermann Hesse.

Zweig interviene: He vivido los veranos más exuberantes y hermosos, con su cielo, de un azul sedoso; con el aire, dulce y sensual, los prados, fragantes y cálidos. Los bosques, oscuros y frondosos, con su joven verdor; el hermoso bosque quebrado por colinas.  El cielo sin nubes sobre, los castaños y el viento entre los árboles, llenos de los trinos.

Emanuel Lasker era también un amante de la naturaleza, pasaba temporadas disfrutando los paisajes veraniegos, recorriendo el campo. Nombrar a Lasker me trae a la memoria a Einstein. Los dos son  grandes amigos.

A Albert no le atrae el ajedrez, a su parecer la meta principal del juego consiste en abatir al adversario mediante la aplicación de distintos triunfos y engaños, lo cual espiritualmente le disgusta. Además revela que después de un día de trabajo, no desea pensar más, y que de tener tiempo para el ocio, y el descanso, elegiría el navegar.  Albert testifica que la monotonía y la soledad de una vida tranquila estimulan la mente creativa. 

Se rumorea que Lasker, únicamente para complacer a su amigo Albert invento un juego que denomino “Laska” una variedad de Ajedrez y Damas. Donde las piezas no son “comidas” sino que son hechas presas. Su liberación depende si la pieza que las ha capturado es a su vez hecha prisionera. Triunfa quien captura a la totalidad de las piezas del adversario. La idea del juego surgió en Lasker, al escuchar una conferencia del profesor de matemáticas Göttingen Edmund Landau.  En 1911, en la ciudad de Berlín se produjeron para la venta al público los primeros juegos.

El Prof. Baudet  un destacado ajedrecista y violinista  se interesó por el juego de Lasker. Resultó que el alumno aventajó al maestro; pocas veces Lasker pudo vencer al Profesor, quien fue Presidente Fundador de la Asociación Laska en La Haya y  organizó el primer torneo nacional de este juego en los países bajos. Por desgracia el profesor murió un día antes de iniciar la competencia y el  certamen se suspendió. Desconozco si hubo algún otro intento por desarrollar otro concurso.

Sweig retoma al tema: Schlechter desarrollaba sus fuerzas, como lo hace la naturaleza, aparentemente sin objeto. En su juego no había lugar para trampas o los planes ocultos. El plateaba un sano desarrollo sin prisas, sin aferrarse a  una idea fija. La armonía era su sello. Sus combinaciones fueron como flores silvestres, escondidas en el bosque y el mayor placer esta en dilucidarlas. En sus partidas se encuentra el arte, la música de Viena, las grandes combinaciones de los maestros clásicos y el juego posicional de los jóvenes maestros. Esta apreciación no es mía, es de Richard Reti. La enunció poco después de morir Schlechter

El misterio de la creación artística, el estado de concentración absoluta es el elemento ineludible de toda creación, pues toda creación verdadera sólo acontece cuando el artista se halla hasta cierto grado fuera de sí mismo o en éxtasis. El ajedrez es el único juego entre los ideados por el  hombre que escapa soberanamente a cualquier tiranía del azar, y otorga los laureles de la victoria exclusivamente al espíritu, o mejor aún, a una forma muy característica de agudeza mental.  Una obra que no se desvanece, como una flor; que no muere, como el hombre; sino que sobrevive a nuestra época y a todos los tiempos por venir. Tiene la fuerza de durar eternamente, como el cielo y el mar.

Stefan Zweig.

De todos los misterios del universo, ninguno es más profundo que el de la creación. Nuestro espíritu humano es capaz de comprender cualquier transformación de la materia, pero cada vez que surge algo que antes no había existido nos vence la sensación de que ha acontecido algo sobrenatural, de que ha estado obrando una fuerza sobrehumana. No vive solo el tiempo de su existencia propia, porque lo que creó y realizó sobrepasa la existencia de todos nosotros y la vida de nuestros hijos y nietos. Ha vencido la mortalidad del hombre y ha forzado los límites en que, por lo común, nuestra vida queda encerrada inexorablemente.

¿Por qué estos artistas no nos explican la experiencia más importante de su vida? ¿Por qué no nos describen su modo de crear? La fórmula verdadera de la creación artística no es inspiración o trabajo, sino inspiración más trabajo, exaltación más paciencia, deleite creador más tormento creador.

Hesse pronuncia: Decía Goethe "No se conocen las obras de arte cuando se ven acabadas; hay que verlas también en su proceso de elaboración" Terminar la obra de "Fausto" le llevó a Goethe toda la vida. La  labor del arte es ayudar a vivir.

Lasker envió una nota al New York Evening Post: "El partido con Schlechter está llegando a su fin y parece probable que, por primera vez en mi vida seré el perdedor. Si eso ocurre, un buen hombre habrá ganado el campeonato”.  Lasker intuía su derrota.

Terminada la Guerra Mundial, Schlechter se encontró de una situación de bancarrota, la cual lo llevo al hambre, a la desnutrición  y al agotamiento; la carencia de carbón para mitigar el frio, fue otra causa para que contrajera una neumonía, que fue la causa de su muerte  ¡Como hubiese cambiado su vida el triunfar sobre Lasker y recibir la bolsa del premio!

El nombre completo de Carl, fue Carl Adalbert Hermann Schlechter.  El abuelo de Carl Friedrich Wilhelm Karl Schlech, fue un dramaturgo que escribió bajo el seudónimo de “Carl Haffne” y su padre Adalbert Eduard se dedico a la música.

En el colegio Schlechter se comporto como un niño, triste, tímido y frágil. Fue un niño, enfermizo, delgado, con un tierno comportamiento. Académicamente tenía la sensación de que nunca sería tan bueno como sus condiscípulos. Había  renunciado a concursar por las medallas que otorgaban -decía- los mostrencos.

A los trece años se encontró jugando al ajedrez. Su inferioridad orgánica la subsanó fortaleciendo su intelecto, desarrollo con destreza su aptitud. A los 12 Años resolvía con maestría numerosos problemas de ajedrez. Su auto valía la encontró dentro del ajedrez.  Perseverante finalizo sus estudios de comercio. Aunque aquella mirada triste nunca lo abandono.

Alfred Adller.

Desarrolló una preocupación social en el sentido más amplio; de cuidado por el otro, por la familia, _ en la atención a su madre y a su hermanastra_ por la comunidad, por la sociedad, por la humanidad, por la naturaleza, por la misma vida. La preocupación de ser útil a los demás. Cuando su madre preocupada por Carl, por abandonar este su trabajo - cuyo salario significaba una entrada segura- con la finalidad de dedicarse al ajedrez, acudió al médico Samuel Gold, amigo de la familia, quien le exhibió a su hijo, los primeros problemas de ajedrez, _ después se convirtió en su maestro cuando Carl, contaba a penas con 13 años_

Ante el ruego de la madre, Samuel le recomendó, que su hijo asistiera a la consulta de su colega  Alfred Adller  _quien postulaba un modelo psicológico centrado en las influencias del medio social y familiar en el carácter del sujeto

Cuenta Carl, que Adler le recibió en su consulta y le invito a sentarse enfrente de él, que el dialogo fue cordial y que Alfred no intento comportarse como una figura autoritaria y eso lo alivio. Que reino durante la charla el afecto y una disposición por escuchar y por comprender, por parte de los dos; a partir de una genuina relación humana.

Aldler expuso, que su orientación no tenía nada de vergonzoso, y, que un análisis subsecuente podría revelar los mecanismos psíquicos, que en su infancia prefijaron su complejo de inferioridad, y  la confusión de sentimientos.

Que  volvió  más veces  a su gabinete, -donde confirmo que su elección libidinal,  no se podía determinar como una psicopatología, que él sabía amar y cuidar como había sido amado por su madre y la valía de su decisión de dedicarse a jugar al ajedrez.

Este mirar dentro de su interior, le hizo entenderse a sí mismo. Le dio  armonía y paz. Descubrió que una persona debe escoger y decidir entre varias opciones; que una persona crea su propia personalidad, su estilo de vida. Que sentía un impulso, un propósito y aguardaba conseguir dentro del ajedrez una nueva meta en su futuro. Las charlas con Aldler le confirmaron su objetivo el desarrollo de las potencialidades del ser humano y mirar al futuro con optimismo.

Carl menciono que las palabras de Adler le ilustraron: Ver con los ojos de otro, escuchar con los oídos de otro, sentir con el corazón de otro y que el psicólogo concluyo: por el momento esa me parece una definición aceptable en su forma de vivir, de lo que  yo nombro un sentimiento social.

A Continuación Hesse recitó: “Dispuesto debe estar el corazón a cada llamada, de la vida para despedirse y comenzar de nuevo, para darse a otras ataduras, distintas y nuevas, sin aflicción y con valentía. Y cada comienzo lleva en sí una magia que nos protege y  nos ayuda vivir”

Stefan Zweig  pronunció un poema de Hesse “La verdad del árbol”

“Los árboles me han dado siempre los sermones más profundos. Los respeto cuando viven en poblaciones o en familias, en bosques o en arboledas. Pero aún los respeto más cuando viven apartados. Son como individuos solitarios. No como ermitaños que se hubieran recluidos a causa de una debilidad, sino como seres grandes y aislados, como Beethoven o Nietzsche. En sus ramas más alta susurra el mundo y sus raíces descansan en lo infinito; pero no se abandonan ahí, luchan con toda su fuerza vital por una única cosa: cumplir con ellos mismos según sus propias leyes, desarrollando su propia forma, representándose a sí mismos. Nada es más sagrado, nada es más ejemplar que un árbol fuerte y hermoso”

Cuando usted -Sweig se dirige a Hesse- menciono a Alfred; lo coligué a  la escuela que fundó, después de separase de Freud, la de la psicología individual. Adler escribió: “El estilo de vida de un árbol es la individualidad de un árbol expresándose y moldeándose en un ambiente. Reconocemos un estilo cuando lo vemos contrapuesto a un fondo diferente del que esperábamos, por lo que somos conscientes entonces de que cada árbol tiene un patrón de vida y no es solo una mera reacción mecánica al ambiente”.  Aldler  asumía que el hombre decide su estilo vital, y cómo maneja sus problemas, sus relaciones con la gente que le rodea.  

Carl fue un castaño en la espesura, ese árbol símbolo de la verdad, de la generosidad, y de la justicia.

En ese momento un atronador sonido, se escucho en la parte norte del salón, al caer sobre las ventanas del invernadero, la enorme rama de un árbol.  El ruido sobresalto los corazones de quienes nos encontramos en el café, unos jugando al ajedrez, otros en amena charla. Después del alboroto, de retirar el madero, cada quien volvió a su ocio y Herman reanudo su charla:

Schlechter  fue un ser considerado, recibió en su casa a Richard Reti  a solicitud de su hermano  el músico Rudolph Reti, cuando este contaba apenas con 12 años de edad. Al parecer jugo dos partidas con el niño. Al final comentó: “Usted jovencito me ha dado algún problema para vencerlo. Para su edad, esto es, sin duda, excepcional”.

Tercia Zweig: Carl fue un hombre ecuánime y justo. Pero me parece que esta forma desprendida de ser, actuaba a veces en contra del mismo.  Schlechter quien rechazo  pugnar por los premios de belleza; reflexionaba así: “Ya he ganado suficiente,  dejemos algo a los demás”.

E n Carl vivía esa dualidad que nos acompaña. Su juego expresaba la tranquilidad de un juego posicional, esperando el error, pero en otras partidas, nos instruye de que está al tanto  de la táctica, que es preciso  desarrollar, sobre el campo de batalla, en que se trasfigura un tablero.

Hesse menciona: En nuestra existencia se tiene que ser como en el ajedrez, donde usamos las piezas que sirven en ese momento, así  de acuerdo a cada circunstancia habría que utilizar diferentes personalidades.

Stefan frunciendo el seño, apunta. Me parece atrayente la propuesta, pero dentro del concepto se esconde la esquizofrenia.

Herman Hesse argumenta: Existe una idea equivocada y funesta de que el hombre sea una unidad permanente. El hombre consta de una multitud de almas, de muchísimos yos. Descomponer en estas numerosas figuras la aparente unidad de la persona se tiene por locura, la ciencia ha inventado para ello el nombre de esquizofrenia. La ciencia tiene en esto razón en cuanto es natural que ninguna multiplicidad pueda dominarse sin dirección sin un cierto orden y agrupamiento. En cambio, no tiene razón en creer que sólo es posible un orden único, férreo y para toda la vida, de los muchos sub-yos. Este error de la ciencia trae no pocas consecuencias desagradables; su valor está exclusivamente en que los maestros y educadores puestos por el Estado ven su trabajo simplificado y se evitan pensar y la experimentación. 

Como consecuencia de aquel error pasan muchos hombres por  “normales”, y hasta por representar un gran valor social, que están irremisiblemente locos, y a la inversa, tienen a muchos por locos, que son  genios. Nosotros completamos por esto la psicología defectuosa de la ciencia con el concepto que llamamos arte reconstructivo. Al que ha experimentado la descomposición de su yo, le enseñamos que los trozos pueden acoplarse siempre en el orden que se quiera, y que con ellos se logra una ilimitada diversidad del juego de la vida. Lo mismo que los poetas, crean un grama con un puñado de figuras, así construimos nosotros con las figuras de nuestros yos separados constantemente grupos nuevos, con distintos juegos y perspectivas, con situaciones eternamente renovadas.

Fue entonces que pasó algo mágico. Hesse, cogió  las figuras del ajedrez,  las figuras que encarnaban a los ancianos, a los jóvenes, a los niños y las mujeres, a la nobleza. Todas las  piezas; las alegres, las tristes, las vigorosas y las débiles, las ágiles y las pesadas; las ordenó con rapidez sobre el tablero formando una combinación, en la que aquellas se reunían al punto en grupos y familias, en juegos y en luchas, en amistades y en bandos enemigos, reflejando el mundo en miniatura. Ante nuestros ojos  hizo moverse un rato al pequeño mundo lleno de agitación, y al mismo tiempo tan en orden; lo hizo jugar y luchar, concertar alianzas y librar batallas, comprometerse entre sí, multiplicarse; era en efecto un drama de muchos personajes, interesante y movido.

Luego pasó la mano con un gesto sereno por el tablero, tumbó suavemente todas las figuras, las juntó en un montón y fue reconstruyendo, con las mismas figuras un juego completamente nuevo, con grupos, relaciones y nexos diferentes en absoluto. El segundo juego se parecía al primero; era el mismo mundo, estaba compuesto del mismo material, pero la tonalidad había variado, el compás era distinto, los motivos estaban subrayados de otra manera, las situaciones, colocadas de otro modo.

Esto es arte de vivir  –dijo Hesse-  Usted  amigo Zweig puede ya de aquí en adelante seguir conformando y animando, complicando a su capricho el juego; está en su mano.

Así como la locura, en un grado superior, es el principio de toda ciencia,  así es la esquizofrenia el principio de todo arte, de toda fantasía. Hay sabios que se han dado cuenta ya de esto a medias, como puede comprobarse, por ejemplo en El cuerno maravilloso del príncipe,  un libro encantador, en el cual el trabajo penoso y aplicado de un sabio  es ennoblecido por la cooperación genial de artistas locos y encerrados en  manicomios.

Locuaz Herman prosigue: durante la guerra, mi primera esposa María Bernoulli enfermó y presentó, varios episodios de esquizofrenia. Yo me encontraba inmerso en una severa crisis emocional, por mi divorcio, por la recién muerte de mi padre y la enfermedad de mi hijo. Recurrí al análisis, primero con Joseph Bernhard Lang, después me atendió su maestro, Carl Gustav Jung. Durante este tiempo de mi psicoanálisis, pinte y escribí un diario de sueños.

Sigmund Freud.

Estefan lo interrumpe y explica: en los albores de la humanidad, una  de  las primeras ciencias fue la interpretación de los sueños: antes de cada  batalla y de cada decisión, después de una  noche transida de sueños, los sacerdotes y los sabios  examinan  e  interpretan  sus  imágenes  como  símbolos  de  un bien próximo o de un mal inminente.

Antes de Freud, el mundo era realmente diferente. Gracias a él, hoy sabemos que los sueños son la clave,  para saber de nuestro inconsciente. Ningún  carece completamente de sentido, todos tienen, en tanto que actos psíquicos perfectamente válidos, un significado determinado. Son la revelación, no de una voluntad superior, divina y sobre humana, pero  sí  de  la voluntad  más  íntima y  secreta  del  hombre. El psicoanálisis ha sabido acercar al hombre a su propio Yo más que cualquier  otro método espiritual anterior.

El siquiatra, dramaturgo y novelista Arthur Schnitzler conteporaneo de Freud y asíduo visitante del Café Griensteild  escribio:

Y acuérdate que cada noche nos fuerza
A descender a un mundo desconocido,
Privados de nuestra fuerza y, nuestra riqueza ...
Pues toda la abundancia y las adquisiciones de la vida
Tienen poco peso frente a los sueños,
Que nos encuentran inertes al dormir.

Freud  lo consideraba su alma gemela y dijo; “Schnitzler recorre un camino paralelo a mi propio desarrollo. El expresa poéticamente lo que yo intento comunicar científicamente”


Carl Jung.

Hesse se dirige a  Zweig: Con Jung viví una difícil situación  que apenas podía  soportar, la conmoción de un análisis doloroso, porque llega hasta el tuétano. Me habría gustado continuar el psicoanálisis con Jung, pues tanto por su intelecto como por su carácter es una persona espléndida, llena de vida, genial. Le debo mucho y me alegro de haber podido estar con él durante  ese tiempo.

A partir del análisis de mis sueños descubrí el concepto de arquetipo, en ellos se hacían evidentes la presencia de  imágenes y símbolos que  no podían emanar de mi experiencia personal. Cada uno de nosotros contiene el ser total del mundo, y del mismo modo que nuestro cuerpo integra toda la trayectoria de la evolución. Entendí  que yo deseaba tratar de vivir aquello que intentaba salir de mi interior. Nunca deje de ser un adolescente con sentimientos de extrañeza; de sentirme ajeno en un mundo de normas y compromisos y estructuras sociales y familiares que me resultan, desoladoras e incomprensibles.

La facultad de saber sufrir es más que la mitad de la vida, y de hecho, es toda la vida. Se sufre al nacer, se sufre al crecer; la semilla soporta la tierra, la raíz sufre la lluvia, el capullo sufre el florecimiento. Y de la misma manera,  el hombre sufre su destino. El destino es tierra, lluvia y crecimiento. El destino duele. Nada le es más desagradable a un hombre que tomar el camino que conduce a sí mismo.

En esta mesa se jugó el Campeonato del Mundo Emanuel Lasker contra Carl Schlechter en 1910


En esta mesa se jugó el Campeonato del Mundo Emanuel Lasker contra 

Carl Schlechter en 1910 en el Café Viena a Marie Puente Rotenturmstraße

 31 –Foto Museo de Viena.

Zwieg lo interrumpe: para nosotros el crear es una lucha continua entre la consciencia y la inconsciencia. Sin estos dos elementos no puede realizarse el acto artístico.

Hesse retoma su discurso: analicé con Jung mi infancia, que tenia puntos de contacto con la este clínico suizo. Los dos tuvimos padres con delirios religiosos, sufrimos los abusos de una educación severa, tan rígida que intentaban romper a toda costa nuestra voluntad, nos hacía contemplar como un bálsamo la idea del suicidio.

En mi juventud huí del seminario, transité por diferentes instituciones y escuelas. Durante nuestra etapa de formación  nuestros maestros servían a los mismos intereses, nos indicaban constantemente qué hacer, qué evitar; anulando nuestras propias elecciones, invalidando nuestras disposiciones, con  mecanismos de represión, ejerciendo un férreo control.

La rigidez de los métodos; la desmedida ambición de nuestros padres, la inconsciencia de los maestros y la esterilidad de un sistema, se  ensañaba sin compasión con nuestra alma y marchitaba nuestra alegría de vivir.

La  responsabilidad, el trabajo lo aprendí de la conducta de mi padre, pero las secuelas son mi obsesiva conducta, la depresión, los sentimientos de culpa, de inferioridad, y la migraña.

A nuestros padres y preceptores, les importaba sobre todas las cosas, la  esperanza que depositaron en nosotros, que se traducía en  el triunfo académico;  sin interesarles sin fracasábamos como seres humanos. Si deseábamos que nuestros padres nos quisieran, debíamos portarnos “bien”  Perdíamos primero la sensibilidad y más tarde, el equilibrio emocional. Recuerdo ese mundo en la escuela de latín en Göppingen, donde estudie, donde se aprendía a obedecer.

El análisis con Jung me permitió la reintegración, recuperar la personalidad que  de alguna manera  perdí con mis padres y  educadores. Recupere una identidad intelectual propia.

Personalmente el análisis me sirvió, como lo hizo la lectura de algunos libros de Freud y de Jung.

Hoy soy un hombre que busca, pero no busco ya en las estrellas ni en los libros: comienzo a escuchar las enseñanzas que mi sangre murmura en mí. Mi historia, usted lo sabe Sweig,  no es agradable, no es suave ni armoniosa como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse más a sí mismos.

Wasa-Gymnasium.

Stefan Zweig rememora: el liceo Wasa-Gymnasium, a su odiado instituto a donde concurrió durante ocho años y a sus profesores: Nuestros maestros no eran ni buenos ni malos, ni tiranos ni compañeros solícitos, sino unos pobres diablos que, esclavizados por el sistema y sometidos a un plan de estudios impuesto por las autoridades, estaban obligados a impartir su "lección” igual que nosotros a aprenderla.

Ellos, se sentían tan felices como nosotros cuando, al mediodía, sonaba la campana que nos liberaba a todos. No nos querían ni nos odiaban, aunque tampoco había motivos para ninguno de estos sentimientos, pues no sabían nada de nosotros; aun al cabo de varios años, con excepción de unos pocos, seguían sin conocernos por el nombre.

Se sentaban arriba, en la tarima, y nosotros, abajo; ellos estaban allí para preguntar y nosotros, para contestar; aparte de ésta, no existían entre los dos colectivos relación alguna. Y es que entre el maestro y el alumno, entre la tarima y los bancos, entre el Alto visible y el Bajo igual de visible se levantaba la invisible barrera de la "Autoridad" que impedía cualquier contacto. A mi juicio, nada resulta más característico  que la total falta de relación que, tanto en el terreno intelectual como en el anímico, existía entre nosotros y los maestros.

Me he olvidado de los nombres y los rostros de todos ellos. A lo mejor porque siempre permanecimos ante ellos con los ojos bajos. Pero sí recuerdo  la tarima y el diario de clase, al que siempre intentábamos echar una mirada con el rabillo del ojo porque en él se registraban nuestras calificaciones.

Stefan pregunta a  Herman ¿Joseph Bernhard el psicoanalista, alumno de Jung, es Pistorius, en tu novela? Supongo que las charlas terapéuticas que se reproducen en su libro “Demian”, son tus propias vivencias, la obra está llena de referencias al simbolismo psicoanalítico de Jung.

Herman asiente y continúa: todas las sesiones ayudaban a raspar pieles de mí, a romper cáscaras de huevo, y después de cada una la cabeza se alzaba un poco más, algo más libre, hasta que mi pájaro amarillo eclosionaba como un hermoso pájaro con cabeza de depredador saliendo de la destruida cáscara del mundo.

Viena.

El camarero me trajo una tarta de chocolate, la especialidad de la casa. Solícito, me comentó, sí deseaba una mesa que se había desocupado. Le agradecí su gentileza y él se retiro. Así que por paladear la tarta, me perdí parte de la charla. 

Oí decir a Hesse: a comienzos de la Primera Guerra Mundial  escribí un  artículo que se publico en el periódico suizo Neue Zürcher Zeitung titulado “Amigos, no en ese tono”, solicitaba a los intelectuales alemanes a ocuparse menos de la disputas nacionalistas y a demostrar más humanidad. El resultado fue el acoso, el odio y el rechazo. Fueron días terribles y difíciles, los días de la guerra, fueron de  lucha, sufrimiento y soledad, nunca  me fue perdonado en Alemania haber adoptado una actitud crítica hacia el patriotismo y el militarismo. No reniego del patriotismo, pero primeramente soy un ser humano, y cuando ambas cosas son incompatibles, siempre le doy la razón al ser humano.

Cuando el intelectual se siente obligado a participar en la vida política, cuando el curso de la historia lo destina a ello, tiene  que obedecer irremisiblemente. Ha de oponerse, en cambio, tan pronto sea llamado o presionado por una fuerza externa, por el Estado, algún grupo de generales o quienes detenten el poder, como ocurrió  1914, cuando la élite de los intelectuales alemanes fue, en cierto modo, obligada a firmar manifiestos falaces y absurdos.

La salvación y la continuación de la cultura europea serian posibles reencontrando el arte de vivir  y el patrimonio común espiritual. Sigue siendo una incógnita que la religión pueda superarse o sustituirse. Nunca he comprendido con tan inexorable claridad como en los pueblos de Asia que la religión o su "Ersatz" es lo que más profundamente nos falta.  Todo el Oriente respira religión, como el Occidente respira razón y técnica. Nuestra misión como seres humanos es: dentro de nuestra vida propia, única y personal, adelantar un paso en el camino de animal a ser humano

Zweig  exteriorizó:

Fui testigo del predominio de los instintos sobre la razón consciente en la psicosis colectiva de la Guerra Mundial: nunca como en aquellos años apocalípticos se había hecho tan horriblemente visible lo tenue que sigue siendo la capa de humanidad que cubre el delirio homicida de los hombres, desenfrenado lleno de odio, y cómo basta una simple sacudida del inconsciente para echar abajo todos los audaces edificios del espíritu y todos los templos de la moralidad. En estos momentos ha visto sacrificar la religión, la cultura, todo lo que ennoblece y eleva la vida consciente del hombre, al placer más salvaje y primitivo de la destrucción; todas las fuerzas santas y santificadas de la humanidad  se  han  mostrado  una  vez más infantilmente débiles ante el instinto ciego y sediento de sangre del hombre primitivo. Toda la educación y toma de conciencia de la humanidad resultó  impotente  frente a su inconsciente.

Carl el ajedrecista sobrellevó los mismos métodos de instrucción que nosotros, después estudio comercio, abandono su trabajo, y se dedico al ajedrez. Pacifista, fue una víctima de la primera guerra, su alma generosa sucumbió ante la barbarie de la destrucción, del desastre y del hambre. Antes de 1914 el mundo pertenecía a todos los hombres; después de  la conciencia del mundo quedó anestesiada, ya tan acostumbrada a la inhumanidad, a la injusticia y a la brutalidad como nunca lo había estado. La ciencia avanzó, se renovó. Se uso el gas; las bombas, los dirigibles, los tanques, los lanzallamas, los hidroaviones, los dirigibles y los submarinos. Solo para destruir al otro. 

El mundo ya no era el mismo de antes de la guerra. Toda una generación de jóvenes dejó de creer en sus padres, en los políticos y en los maestros: leía con desconfianza cualquier decreto, cualquier proclama del Estado. La inflación, en Austria, duró hasta 1923 con su hambre, su penuria y miseria.

Seguramente el ajedrez como actividad intelectual fue un bálsamo para Carl en los días de la guerra, lo resguardo de los estragos que produce en la psique, la deshumanización. Ciertamente el ajedrez mitigo en Carl, la desdicha de los días de hambre y de las noches de intenso frio. Estoico nunca se lamentó, ni busco la conmiseración de  nadie.

Al enfrentarme a la realidad, al mirar a los soldados heridos, en un campamento,  se me abrieron los ojos, y miré lo inhumano y lo atroz de la guerra. Deje atrás cualquier vestigio de patriotismo. No deseaba ninguna victoria ni derrota sobre nadie. Hice saber mi enemistad contra la guerra en el mundo

Hesse asegura: sé de prisioneros que dentro de su cautiverio, el ajedrez fue su amparo. Es el caso de Alekine que jugaba a la ciega con Bogoljubov. 

Zweig responde: en el fondo, el atractivo del ajedrez descansa únicamente en el hecho de que su estrategia se desarrolla de distinto modo en dos cerebros; que en esa guerra espiritual, el negro ignora las maniobras e intenciones del blanco, aunque trata continuamente de adivinarlas y malbaratarlas, mientras que el blanco, a su vez, procura adelantarse y frustrar los propósitos inconfesos del negro. Ahora bien, si el negro y el blanco quedaran representados por una y la misma persona, se produciría la contradictoria situación de que un cerebro debería al mismo tiempo saber algo e ignorarlo.

Sería necesario que jugando en función del blanco, pudiese olvidar totalmente, como siguiendo una orden, lo que un minuto antes había querido e intentado representando al contrincante negro. Semejante pensamiento doble supondría en realidad una división absoluta de la conciencia, un abrir y cerrar a discreción de un como obturador del cerebro, similar al de un aparato mecánico; querer jugar contra sí mismo significa, pues, en materia de ajedrez, igual paradoja que saltar sobre la propia sombra.

Mientras Sweig ordena las piezas del ajedrez que Herman desordeno. Hesse le explica a  Stefan: Se nos han ido acumulando todo tipo de vivencias que nos unen,  yo suelo mecerme de vez en cuando, con placer y gratitud, sobre ese puente colgante, y entonces pienso en usted con un sentimiento de amistad. Alguna vez llegare a saber jugar mejor el juego de las figuras. Alguna vez aprenderé a reír.

Responde Sweig: Me he preguntado sí, llamarle juego al ajedrez, ¿no es limitarle? ¿No es también una ciencia, un arte algo sutil que está suspendido entre uno y otro jugador, como el féretro de Mahoma entre el cielo y la tierra? El origen del juego del ajedrez se pierde en la noche de los tiempos, y, sin embargo, resulta siempre nuevo; su marcha es mecánica, pero su resultado se debe siempre a la imaginación de los jugadores; está estrechamente limitado a un espacio geométrico fijo, y, sin embargo, sus combinaciones son ilimitadas. Persigue un desenvolvimiento continuo, pero permanece estéril. Es un pensamiento que no conduce a nada, una matemática que no establece nada, un arte que no deja obra, una arquitectura sin materia.

Ha demostrado, sin embargo, ser más perdurable, a su modo, que los libros o que cualquier otro monumento este juego único, que pertenece a todos los pueblos y a todos los tiempos, y del que nadie sabe cuál de los dioses hizo don a la tierra para matar el tedio, para aguzar el ingenio y estimular el alma.

Años después, de haber prestado atención a su charla, cuando jugaron al ajedrez Stefan y Hermann, por los diarios me enteré del suicidio de Zweig, así como del premio Nobel de literatura que se le otorgó a Hesse.

La noche anterior a su muerte Estefan había jugado al ajedrez con Gabriela Mistral, recordado la alegría de sus días de juventud, los instantes dichosos de su época universitaria sin universidad,  _como  Sweig solía decir_   con todo el tiempo libre para leer, para visitar las bibliotecas, los teatros, los salones de música y los lugares de reunión, como fueron los cafés.

Habló  del vienés Georg Franz Kolschitzky que por el año 1670 gestiono la primera licencia oficial para vender café en un establecimiento y que nombro: “La botella azul” Menciono a la emperatriz María Teresa de Austria, y la época en que inició la costumbre de poner a disposición de los clientes del café, los diarios de Austria como el “Neue Freie Presse”  _donde Alfred Adler, publicó, una defensa de Sigmund Freud, quien fue atacado por este diario, por sus teorías psicoanalíticas_  y la prensa de otros países europeos, así como  algunas revistas literariascomo “Fackel”  que editaba Karl Kraus o con tintes políticos como “Pravda”, que durante los siete años preliminares a la gran guerra imprimió Trotski.  Habló de otras revistas  antiguas, fuera de circulación, tan releídas como “ Ver Sacrum”.

Así como del  periódico judío que versaba sobre el Ajedrez el "Shahtsaytung Erste Yidishe"  cuyo redactor fue Gersz  Salwe,  un notorio ajedrecista y acaudalado industrial, que lidio contra Carl, en varias ocasiones. Una de ellas en Rusia, en este encuentro, Carl creó un genial sacrificio. Lasker menciono que este ofrecimiento de Carl era ventajoso lo aceptara o no Salwe. A esta partida se le concedió el premio de belleza.

Stefan menciono; el Café Griensteidl, a quien Zweig nombraba el “cuartel general de la literatura  joven“, tambien el Café Central de quien Franz Werfel, hizo una descripcion: “Inolvidable la primera impresión: ¿por qué es tan inmenso este antro? ¿Y qué luz es ésa?... Un poco, especialmente catedralicia. La bóveda está invadida por una cortina de cigarro (que son las sofocantes emanaciones de incienso de esta iglesia). Un anexo, el salón de ajedrez, da a la calle. Allí cae un impertinente, molesto, hiriente golpe de sol veraniego”.

Alfred Polgar reseño la dinamica de los sus parroquianos del Cafe Central, dijo;  “Gente que necesitaba de la soledad, pero en compañía. La ausencia de una relación íntima entre los asiduos de los cafés,  se convierte de tal manera en una relación en sí misma, el vínculo que establecen todos aquellos que tienen como objetivo común matar el tiempo antes de ser consumidos por su paso“

A  este lugar asistían: Arthur Schnitzler, Alfred Adler,  Alfred Polgar, Peter Altenberg,  Leon Trotsky , el propio Sweig; y tantos ajedrecistas, como:  Savielly  Tartakower y su hermano, así como: Rudolf Spielmann, Richard Reti, Ernst Grünfeld, Heinrich Wolf y Milan Vidmar,  que al Café se le conocía también como:  “La escuela de ajedrez“.

Nombró otros lugares, adonde acudían otros ajedrecistas, como fueron el Café Frey,  la  cafetería Laudon y el Café del Museo, con su soberbia sala de los espejos.  Y  describió los cafés;  Landtmann, el predilecto de Freud; el Sperl  con su perfecta y bella sala de billar.  Por donde desfilaron artistas, escritores, pintores, arquitectos, compositores, músicos , militares y actores. El  Café́ del Hotel Sacher, donde se podía paladear la deliciosa receta de la tarta de chocolate, creada por Franz Sacher.

Reinhold Völkel – Café Griensteidl en Viena (1896)

Reinhold Völkel – Café Griensteidl en Viena (1896)

En un momento  menciono que Carl Schlechter, visitaba algunos de estos sitios de reunión, de lectura y de alegría, con sus polkas, sus valses, y sus originales debates. Donde las ideas nuevas,  suscitaban eternas discusiones.

Sweig historió  que Josef Hrdina, un rico industrial, mecenas del ajedrez y ajedrecista se enfrentó a Carl Schlechter en Viena, durante la quinta edición del torneo en memoria de Leopold Trebitsch.   _ Schlechter gano seis de los nueve primeros torneos Trebitsch

Se acordó de su primer viaje a la ciudad de Nueva York, de su encuentro casual, -en la calle donde se situaban las oficinas del “El Sol”  un periódico de Nueva York, - con el ajedrecista Samuel Gold; quien fue el único maestro de ajedrez que tuvo Carl, y que ya arraigado en esta ciudad, publicaba sus problemas de ajedrez en este diario. Se ufano de los tres problemas de ajedrez que esa ocasión le autografió Samuel.

Lasker-Schlechter 1910

Lasker-Schlechter 1910.

Lasker-Schlechter.

Zweig contó: en Carl vivía esa dualidad que nos acompaña en nuestra vida. Su juego expresaba la tranquilidad de un juego posicional, la de un felino que con paciencia, persiste a la espera de un desliz; pero en otras partidas,  cuando se decidía, era un lince, excesivamente preciso, contundente y resuelto en su  ataque.

Estefan prosiguió: Cuando Lasker en el trascurso del match nunca pudo asaltar la posición defensiva de Carl, cuando la aparente fragilidad de Carl,  había logrado sobre el campeón, partida a partida, una importante ventaja psicológica, contrario a lo esperado, Schlechter arremete con ímpetu en contra de Lasker, jugando al todo o nada, logrando una posición privilegiada.

En ese preciso instante, su personalidad moderada, le hubiese asegurado un empate y la corona. Pero su inconsciente, le exige conducirse con honor, y con arrojo. Siendo el mejor vienes, en el arte de la defensa, deja atrás su hábito de jugar a lo seguro. Y reta la mirada penetrante, de los ojos negros de Lasker.

Los más de 400 espectadores que pagaron un boleto, entre ellos muchos vieneses que se trasladaron a Berlín, se encuentran electrizados, respirando la densa nube de humo, procedente de los cigarrillos y los puros encendidos; saben que por primera vez Lasker, se  encuentra contrariado, por el oprobio de su  desventaja.  

Schlechter-Tarrasch, Köln 1911

Carl los mantiene en la cuerda floja y les eriza el pelo, mirar como el retador, se vuelve impulsivo y se expone,  intentando establecer que es un vencedor. La sobre excitación proviene, porque están al tanto, de que Carl tiene asegurada la corona con un empate, y no desean que esta oportunidad se desvanezca por la imprudencia, pero en cambio les emociona la dignidad  del vienes, la posibilidad que Schlechter venza por segunda vez al Campeón. Pasiones contradictorias  que provocan la aceleración del pulso y el estremecimiento de la multitud.

El subconsciente de Carl lo impulsa, lo traslada de un error a otro, durante dos fatigosos días, para finalmente forzado por Lasker, cambiar las damas y  perder la partida, dejando escapar, ese momento  estelar de la gloria, que pocas veces se muestra en la vida.

Esa dualidad hace que un ser pacifico y justo, se  indigne, se subleve cuando se le otorga a Lasker un reloj de oro, que Hugo Jackson, dueño de un negocio de arte en Berlín, -el mismo donde Zweig encontró el broche de plata en forma de un tablero de ajedrez-  donó como premio al vencedor del encuentro. 

Schlechter enardece, porque para él no existe un vencedor, ni un perdedor dentro del encuentro y se rehúsa a participar en la ceremonia de clausura. Esta honorabilidad –continuó  Stefan- fue constante en todos sus actos, cuando él sabía que su oponente requería de unas tablas, su cortesía las concedía, incluso en las posiciones donde tenía ventaja.  Como un vienes de la época lo impulsaba un sentimiento de la justicia y la búsqueda de la verdad.

Su beneplácito fue jugar al ajedrez, y durante los encuentros, no humillar, ni rebajar a nadie. Nunca se aprovecho de ningún tipo de ventaja. Jamás jugó con superioridad de tiempo, restaba este a su reloj, si el oponente llegaba tarde a la partida.  Siendo un caballero rompió más de una lanza por los ajedrecistas más jóvenes. Carl era un ser excepcional, culto y de una conversación brillante.  Contó, que había pasado gratas horas, resolviendo los problemas de ajedrez ideados por Schlechter.

Viena 1900.

Rememoró  Viena, la capital cultural de Europa Central en la que convivían más de 50 millones de habitantes de 15 nacionalidades. Sus ojos se humedecieron al hablar de su tierra natal, de su gente, con su tranquilo y noble estilo de vida. Sus ojos se humedecieron al hablar de su tierra natal, de su gente, con su tranquilo y noble estilo de vida

Charló amenamente con Gabriela Mistral sobre la novela “La marcha Radetzky”  texto de su amigo  Joseph Roth  una narración  nostálgica del derrumbe de la Monarquía Austrohúngara, que para Roth también significó; un volver atrás, en la historia de la humanidad. 

Y narró su intento de escribir una autobiografía cuyo título tentativamente fue: “Mis tres vidas”, pero melancólico le confesó  a Gabriela que su vida carecía de interés y que en cambio había terminado una obra; “El mundo de ayer “donde hablaba de Austria; de las personas que había conocido y de los sucesos que  vivió, de una geografía y de un tiempo que ya no retornaría.

Stefan señaló: Antes de morir Freud, le escribí: tenemos que permanecer firmes, no tendría sentido morirse sin haber visto el descenso de los criminales a los infiernos.  _el escritor se refiere a los nazis, a quien Joseph Roth amigo de Zweig acusó de haber instaurado “la filial del infierno en la tierra”_ hoy de eso, ya no estoy tan seguro- Estoy profundamente empobrecido por dentro. Concluyó  el literato.

Habló sobre su trastorno ciclotímico  (maniaco depresivo)  y expuso: mi depresión, auspicia mi recogimiento solitario; es un ingrediente positivo, la antesala sobre la que surge mi proceso creativo, con capacidad para tolerar la espera  sin concluir; continuar por días investigando,  para ampliar el conocimiento, postergar el deseo de concluir la obra, y a la vez  prosperando en el proceso azaroso de la  creación.

Quizá fue su último momento de alegría, el recordar a una tía suya,  que en la noche, de su luna de miel,  huyó despavorida a casa de sus padres horrorizada porque su marido había pretendido desnudarla; actitud que contrastaba -aludió el escritor-  con la de Alma Marie Schindler , esposa de  Gustav Mahler  director de la Ópera de Viena, y  quien se relaciono eróticamente, con los más grandes intelectuales de la época.

Gustav Mahler convino con el doctor Sigmund Freud presentarse en su consulta, para tratar la neurosis que padeció a raíz de la infidelidad de Alma su atractiva esposa, mucho más joven que el compositor. Me parece que mi tía, también requería de un maratónico análisis. Remato Sweig con una sonrisa.

Luego regresó a su casa y escribió varias cartas de despedida, una de ellas a su primera esposa Friderike Maria Burger von Winternitz dando las razones por las que había decidido quitarse la vida junto a su segunda mujer Elisabeth Charlotte Altmann:

Berlin quema de libros por los Nazis.

“Cuando recibas esta carta yo me sentiré mucho mejor que antes. Ya viste cómo estaba en Ossining y cómo después de haber pasado una temporada buena y sosegada mi depresión se hizo mucho más aguda... sufría tanto que no era capaz de concentrarme. Y luego, la seguridad -única seguridad que teníamos- de que esta guerra va a durar años, de que pasarían muchísimos años más antes de que nosotros, dada nuestra situación especial, pudiéramos volver a instalarnos en nuestro hogar; cuán deprimente todo ello nos resultaba.

Petrópolis, al principio me gustaba mucho, pero no tenía los libros que necesitaba y la soledad, que me había causado un efecto sedante, había empezado a ser intolerante, opresiva. La idea de que mi obra cumbre. El Balzac, no llegaría nunca a terminarse al no poder disfrutar de dos años de vida sosegada y de todos los libros que precisaba, me resultaba muy dura, y me desesperaba también esta guerra, que todavía no ha llegado a su punto culminante. Me sentía demasiado fatigado para soportar todo eso. Estoy seguro de que tú llegarás a ver otros tiempos mejores, y me darás la razón: que comprenderás cómo yo, con mi hígado negro, no he querido esperar más.

Estas últimas líneas son para ti, en mis últimas horas. No puedes imaginar la plácida alegría que me ha invadido desde que he tomado tal decisión. Exprésales mi afecto a tus hijas, y no me compadezcas. Ten presentes al buen Joseph Roth y a Rieger, y no olvides lo mucho que yo siempre me alegré por ellos de que no tuvieran que sufrir las duras pruebas por las que nosotros hemos pasado. Ten coraje, ahora sabes que estoy tranquilo y feliz

Con mi amor y amistad, Stefan”

Después de la muerte del escritor, Gabriela Mistral comunicó a los amigos de Zweig, que cuando hablaba con el escritor, de la guerra le caía al rostro una tristeza sin límites que lo envejecía de golpe.  Su repugnancia de la violencia era no sólo veraz; era absoluta. Y  repetía: "No somos sino fantasmas o recuerdos".

Dos años  después  de su suicidio se publicó su texto: “Novela de ajedrez” donde se narra la barbarie de la tortura, de la presión que ejerce, el total aislamiento, en el ser humano, tratando de vencer su espíritu, precipitándolo a la nada. Únicamente el ajedrez liberta la mente del protagonista, de la hondura que lo enloquece.

El relato es magistral, ausente del mismo; lo confuso, la ambigüedad, lo innecesariamente morboso. El relato se  mantiene siempre, página tras página  en el mismo nivel de estremecimiento, arrastrando al lector hasta la última línea sin dejarle tiempo para tomar aliento. Como le gustaba escribir a Zweig.


Café Central.




He regresado a Viena, al Café donde compartieron Sweig y Hesse, y  advertí a dos japoneses, portando sus cámaras fotográficas, colgadas al cuello, sentados jugando al ajedrez, en el misma parte donde lo hicieron los escritores.

Pague la cuenta y salí  a la esquina Strauchgasse- Herrngasse. Caminé por sus calles, el Danubio ha perdido su azul por la contaminación, nadie recuerda a Johann Strauss.

La ciudad con su smog y su rápido tráfico, es una metrópoli, donde la sombra de Zweig, solicitando por la calle un autógrafo, y la época romántica del ajedrez pertenecen al pasado. Son cenizas, su fragancia es la añoranza.

Recordé las palabras de Zweig: “Los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda la existencia: la fugacidad y el olvido".

Gabriel Capó Vidal

Idea y recoplicación

Gabriel Capó Vidal.


Socio Fundador de Asociación Nacional de Padres Ajedrecistas ANPA. México

http://quienesjugaronajedrez.blogspot.mx/




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